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LA HISTORIA DE LA INDEPENDENCIA
El grueso del Ejército Libertador, conformado por las divisiones O’Higgins y Soler, se reunió en la ciudad de San
Felipe el 8 de febrero de 1817. La división de Las Heras llegó a Los Andes ese mismo día. En ese momento, sólo faltaba juntar todas las fuerzas en un mismo punto, para comenzar la marcha hacia la independencia.
Cabe consignar que una fracción del Ejército, al mando del Teniente Coronel Ramón Freire Serrano ingresó al territorio por el paso de Planchón, cuyo objetivo fue impedir el retiro de las fuerzas realistas distribuidas por el Gobernador Francisco Casimiro Marcó del Pont, entre Curicó y San Fernando, y cuya misión era combatir a los guerrilleros patriotas.
Con ese mismo objetivo también se enviaron fracciones menores por el paso de Portillo, Coquimbo y Copiapó. La planificación y precisión de esta maniobra fue concebida en Mendoza por el General José de San Martín Matorras, por lo que solo recibió elogios, para una operación tan bien concertada y tan felizmente lograda a través de una cordillera abrupta e inclemente.
Años atrás el Intendente de Cuyo, el General San Martín, había concebido un plan para derrotar el poderío del virrey del Perú, mediante una expedición chileno-argentina, por la vía marítima hacia Lima. Este plan coincidió con la llegada de los chilenos que emigraron a Mendoza, después del Desastre de Rancagua, batalla desarrollada en octubre de 1814. Este hecho cerró otro capítulo de la historia nacional: La Patria Vieja.
A su vez, San Martín obtuvo apoyo del Gobierno de Buenos Aires y simuló intenciones pacíficas ante el realista Mariano Osorio. Además, liberó a los esclavos negros, con el compromiso de que se alistasen en sus tropas, e incorporó a los ciudadanos chilenos que emigraron con Bernardo O’Higgins Riquelme, así como a aquellos soldados de José Miguel Carrera Verdugo dispuestos a colaborar.
Paralelamente, mientras organizaba este ejército, gracias a su experiencia adquirida en España, envió emisarios a Chile para mantener informados a los patriotas, sobre lo que estaba ocurriendo al otro lado de la cordillera.
Entre estos agentes destacaron Pedro Aldunate de Toro, nieto del Conde de la Conquista, don Mateo de Toro y Zambrano Ureta, quien presidió la Primera Junta de Gobierno chilena entre el 18 de septiembre de 1810 hasta el 26 de febrero del año siguiente, fecha en que falleció.
También entre ellos se encontraban el abogado Manuel odríguez Erdoiza y el arriero Justo Estay. De todos ellos,
el que mayor popularidad alcanzó fue Rodríguez, convirtiéndose en el personaje principal de un sinnúmero de
leyendas heroicas.
Estos patriotas tuvieron como misión encontrar colaboradores a la causa en Chile y adicionalmente lograr la incertidumbre entre los jefes realistas por medio de falsos rumores e informaciones alarmantes propagadas por ellos, de manera de distribuir el ejército español a lo largo del territorio.
Luego de dos años de una actividad enorme y de sacrificios indecibles, siempre bajo la atenta orientación de O’Higgins y San Martín, el Ejército de Los Andes o Libertador estuvo listo para operar en los primeros días de 1817. La primera y gran victoria de este ejército la obtuvo el 12 de febrero de ese mismo año en la Batalla de Chacabuco.