El parecido del alcalde de la comuna de San Felipe, Patricio Freire, con el presidente Sebastián Piñera me parece que va más allá de ambos ser empresarios y con notables éxitos inmobiliarios el uno, bursátiles el segundo.
El parecido que quisiera resaltar acá es el error que ambos han demostrado.
Piñera luego de alcanzar el 54,5% de los votos, pensó que esa mayoría le daba carta blanca para iniciar una serie de cambios a contrapelo del espíritu de la ciudadanía que valora los avances sociales logrados (P.E. gratuidad en la Universidad) y la demanda por cambios sustanciales en materia de pensiones. Además, olvidó, o quiso minimizar, que la derecha no alcanzó mayoría ni en el Senado ni en la Cámara de Diputados.
Error de cálculo que se tradujo en la pérdida de tiempo legislativo en su primer año de gobierno, lo que ha redundado en que ya muchos analistas señalan que el segundo gobierno de Piñera no logrará materializar cambios importantes.
Los “disparos en los pies” como llevar a sus hijos empresarios a China, han hecho que nivel de aprobación caiga de un 44% en abril de 2018 a 27% en mayo de 2019, según Mori.
Difícil referirse a eventual caída en la aprobación de Freire, dada la escasez de instrumentos al respecto. Pero, si consideramos el clima de cuestionamientos que se ha instalado en el Concejo Municipal, varias críticas a la gestión de Freire y las tentativas de destitución tanto del administrador municipal y hombre de confianza de Freire, como del propio alcalde, da para pensar que esos sucesos deberían tener un impacto en la aprobación del alcalde.
El último acontecimiento que ha salpicado al alcalde, sus declaraciones contradictorias en torno al tráfico de migrantes chinos, podrían dañar su imagen. Habrá que esperar los resultados de la investigación que Fiscalía lleva adelante. Al igual que a Piñera, a Freire también China le ha dado dolores de cabeza.
Pero una similitud mayor me parece que existe entre Freire y Piñera. Si el Presidente erró su cálculo a partir de su triunfo, Freire cometió el mismo error luego de alcanzar un 71% de las preferencias.
A partir de esa gran mayoría, parece fácil creer que la ciudadanía le ha entregado manga ancha al alcalde para hacer y deshacer, para creer que la gente le perdonará los eventuales errores. Con esa tamaña cuenta de ahorro, es fácil creerse incombustible a las críticas y reproches.
Los cambios que el municipio se ha empeñado en llevar adelante: instalación de ciclovías, cambio de sentido de tránsito, entre otros, han tenido en común el carecer de la debida consulta a los vecinos.
La verdad sea dicha. No ha habido participación ciudadana ante estos cambios estructurales que se quieren realizar en la ciudad.
Podría ser este tema, una prueba clave en la gestión de Freire. Es probable que en sus cálculos, la cuenta de ahorro que poseía, le haya dado la impresión que los eventuales problemas que este plan maestro de gestión de tránsito, podrían cubrirse con su saldo a favor.
Una consideración final, es notoria la ausencia del espíritu participativo y ciudadano que el alcalde Freire uso en su primer mandato, sobre todo cuando fue candidato. Por entonces levantó la voz vecinal contra el proyecto de estacionamientos subterráneos, criticado por inconsulto e impuesto por la municipalidad.
Hoy, puesto en la otra vereda, como autoridad, abandona la práctica de consultar y escuchar a la gente llevando adelante este proyecto pese a todas las imprecisiones, contradicciones y falta de claridad que se han visto dentro de su propio equipo municipal.
Estará por verse, si la cuenta de ahorro de Freire alcanza para sortear los problemas y críticas que ya está generando este proyecto bajado desde las alturas de las iluminadas autoridades e impuesto a la ciudad y sus vecinos.
Manuel Zúñiga