Este mes se conmemora el Día Mundial del Cáncer y sabemos que uno de los cánceres más frecuentes es el cáncer de piel melanoma, por ello es de crucial importancia que hablemos de su identificación y prevención. En muchos casos, gracias a una detección temprana, el cáncer de piel se puede prevenir.
Pero, ¿qué es un melanoma?
Uno de los principales efectos negativos de la exposición solar es la aparición de lesiones en la piel. Estas lesiones pueden ser precancerosas o cancerosas. Entre las cancerosas, encontramos el melanoma.
El melanoma es un tumor maligno de la piel originado en los melanocitos (las células que dan color a la piel). Es el tipo de cáncer de piel más agresivo y peligroso y su principal causa es la exposición excesiva e inadecuada al sol, junto a factores genéticos.
El primer signo de un melanoma es un cambio de tamaño, forma, color o textura de un lunar y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero es más habitual encontrarlos en piernas, espalda y escote.
Cualquier persona puede desarrollar cáncer de piel aunque no tenga un factor de riesgo, pero las probabilidades de padecerlo aumentan en personas que:
· Tienen la piel clara.
· Han sufrido quemaduras solares en la infancia.
· Pasan muchas horas al sol (por ocio o trabajo).
· Se exponen al sol de forma intensa en cortos períodos de tiempo (vacaciones).
· Utilizan o han utilizado cabinas de bronceado.
· Presentan más de 50 lunares.
· Tienen una historia familiar de cáncer de piel.
· Tienen más de 50 años.
· Han sido trasplantadas de algún órgano.
También pueden servir como señales de advertencia, el cambio en la superficie de un lunar, comezón y/o sensibilidad en un lunar, la propagación del pigmento en el borde de una mancha hasta la piel circundante y por último, una herida que no termina de cicatrizar.
¿Sabes cómo detectar un melanoma y prevenir el cáncer de piel?
Es importante examinar la piel de todo el cuerpo de manera regular, así podrás identificar cualquier lunar o mancha anormal. En el caso que esto suceda, debemos acudir al dermatólogo para que nos haga una exploración a nuestra piel.
Para detectarlas es útil seguir la técnica “ABCDE”:
Asimetría: el contorno de una mitad del lunar no es igual al otro.
Bordes: los bordes son desiguales, borrosos o irregulares.
Color: el color es disparejo y puede incluir tonalidades negras, cafés y canela.
Diámetro: hay cambios en el tamaño, generalmente se vuelven más grandes.
Evolución: cualquier cambio en el lunar en las últimas semanas o meses.
Asimismo, otras señales de advertencia son:
- Una llaga que no cicatriza.
- Propagación del pigmento del borde de una mancha hasta la piel circundante.
- Enrojecimiento o una nueva inflamación más allá del borde.
- Cambio en la sensación (comezón, sensibilidad o dolor).
- Cambio en la superficie de un lunar (descamación, exudación, sangrado, o la apariencia de una protuberancia o nódulo).
Si detectas en tu piel algún lunar o mancha con las características anteriores, debes acudir a tu dermatólogo para que te haga una exploración y un posterior diagnóstico.
Recuerda siempre proteger tu piel cuando estés al aire libre, ya que los efectos del sol son acumulativos. Examínala regularmente. ¡Cuida tu piel!