«Es indignante ver cómo en plena crisis hídrica seguimos siendo testigos de tanto desperdicio de agua. Gran parte de este recurso vital termina en el mar, mientras se sigue sacando agua de las napas subterráneas para trasladarla por el famoso Canalón de la Vergüenza.
¿Hasta cuándo permitiremos esta falta de conciencia y gestión responsable? Es hora de que las autoridades y quienes toman decisiones dejen de mirar hacia otro lado y actúen para proteger lo poco que nos queda. El agua no es un lujo, es vida.»