Estimado Director:
Me dirijo a usted en calidad de madre de Pablo Leiva Inzunza, el estudiante de medicina de 27 años cuya trágica muerte ha causado un profundo pesar en nuestra comunidad y en la Universidad de Valparaíso. Quisiera expresar una preocupación que ha surgido tras la conmoción de su fallecimiento.
En los últimos días, he tenido la oportunidad de hablar con muchos compañeros de mi hijo en distintas etapas de su carrera. Lamentablemente, he descubierto que varios de ellos enfrentan graves problemas de salud mental, incluyendo pensamientos suicidas y hasta intentos, todos vinculados al maltrato que sufren por parte de algunos doctores en campos clínicos. Este maltrato no solo afecta su bienestar emocional, sino que también parece estar normalizado bajo el pretexto de «prepararlos para la realidad profesional».
El caso de Pablo es un reflejo de este grave problema. Mi hijo, quien estaba a punto de terminar su formación, se vio tan profundamente afectado por esta situación que, cuando tuvo que regresar a sus prácticas, el miedo y la presión que experimentó fueron insostenibles. A pesar de tener muchos planes para sus últimos meses, el ambiente opresivo y desalentador que enfrentó fue demasiado para él.
Por ello, considero fundamental que se inicie un diálogo con toda la comunidad de internos de las carreras de salud para abordar estos problemas de manera urgente. La salud mental de nuestros estudiantes no puede seguir siendo ignorada ni minimizada. Es necesario implementar medidas que garanticen un entorno de respeto y apoyo, y que prevengan tragedias como la que nos ha tocado vivir.
Atentamente,
Marta Inzunza Muñoz
Madre de Pablo Leiva Inzunza
Nota de la redacción: El texto original fue modificado gramaticalmente para mejor comprensión manteniendo la idea o eje principal