En la Región de Valparaíso se estima que son más de 300 los comedores solidarios en cada uno de ellos existen voluntarios que están dejando de lado sus propias familias, para poder ayudar con los que más lo necesitan.
«Estas personas, mayoritariamente mujeres, en más de 300 ollas comunes de la región, están haciendo contención social, están destinando parte de sus vidas privadas al servicio de la comunidad y obviamente no tienen ingresos, porque no tienen trabajo. Por eso la petición es que el Gobierno elabore un plan como se hizo en su minuto con los portuarios, contemplando un subsidio para que estas personas tengan un ingreso básico, pero a su vez se le entreguen herramientas para que a futuro puedan desenvolverse en actividades de gastronomía, turismo o en su propio hogar a través de emprendimientos», manifestó Millones.
El Core confía en que el Gobierno pueda recoger esta propuesta, considerando que no se avizora en el corto plazo una mejoría en términos económicos y sociales.
Lo anterior implica que las ollas comunes van a persistir en el tiempo, sobre todo en los sectores más golpeados por la pandemia, poblaciones, localidades aisladas y campamentos.